Duelo en Navidad
La Navidad es una época que asociamos con la alegría, la ilusión y el deseo por compartir con los más allegados los últimos días del año. No obstante, ante la pérdida de un ser querido implica una experiencia muy diferente.
La ausencia y el vacío son los nuevos invitados en nuestro hogar, que nos hacen pasar por diversos estados emocionales como tristeza, apatía, rabia o incluso culpa. De esta forma, la Navidad pasa a convertirse en un auténtico sufrimiento. En esta época lo que queremos es abandonar o no involucrarnos en ninguna celebración, ni en nada que nos haga sentir obligados a vivir las viejas tradiciones. En esta misma línea, el intento de evitar cualquier tipo de celebración se ve frustrado debido a que la decoración y el espíritu navideño inundan la vida diaria. Por este motivo, son frecuentes los intentos de aislamiento, conducta que esquiva las emociones producidas por la pérdida del ser querido. Los recuerdos de los que ya no están se hacen más latentes.
Sin embargo, el aislamiento puede intensificar el estado de duelo. Por eso, procura rodearte de aquellos que te cuidan y te quieren. Disfruta el tener seres queridos a tu alrededor y celebra el que estamos los que quedamos a pesar de ese dolor que compartimos. Y esta celebración no es contradictoria a sentir dolor.
Desafortunadamente, no hay recetas mágicas ni soluciones inmediatas para afrontar esta Navidad cuando tu corazón está cargado de dolor. En fechas tan especiales como estas debes ser más respetuoso y amoroso que nunca contigo mismo. Permítete sentir plenamente la tristeza, la ira e inclusive la culpa por esta pérdida pero también permítele a tu corazón sentir la gratitud de saber que has podido disfrutar de maravillosos momentos con el ser querido ya fallecido.
Por último, conviene no reprimir los recuerdos de nuestros seres queridos, pues son estos mismos recuerdos los que hacen que permanezcan vivos en nuestro corazón.
Sabemos que sin lugar a dudas se tratarán de unas fiestas especiales que supondrán un gran desafío de crecimiento personal porque frente al duelo tenemos dos grandes caminos, el crecimiento o la desesperanza. No te desesperes, el primer año es el más retador, pero poco a poco, con amor, gratitud y teniendo vivo el recuerdo de tu ser querido en tu corazón hará que la magia de la Navidad vuelva a tu hogar.
Fuente: Centro Tanatológico de Chihuahua
