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¿Por qué siento alivio tras la muerte de mi ser querido?

Cuando un ser querido muere luego de padecer una larga enfermedad es normal sentir una mezcla de emociones muchas veces confusas y hasta contradictorias. Una de las sensaciones más frecuentes es el alivio, lo cual puede hacernos sentir culpables. En este artículo te contamos por qué sientes alivio durante el proceso de duelo que atraviesas.

En el caso de la pérdida de un familiar que ha luchado contra una larga enfermedad, el proceso de duelo presenta a los familiares desafíos únicos. Desde el diagnóstico de la enfermedad, los familiares comenzarán un proceso de duelo anticipado, es decir, elaborarán el duelo inclusive antes de que su ser querido haya muerto.

Por otro lado,  el ver que la vida de nuestro ser querido se encuentra repentinamente frente a una enfermedad que cambiará para siempre nuestra rutina. Las discapacidades físicas cada vez más disminuidas, las idas y vueltas al hospital por emergencias, el cuidado constante originan en los seres queridos del paciente un profundo desgaste físico y emocional. Pero ¿qué sucede cuando finalmente nuestro familiar muere? Cuando llega el momento del fallecimiento, luego de un tiempo prolongado de enfermedad, es usual sentir una sensación de alivio al ver que el sufrimiento terminó y sobre todo por el enfermo que tuvo que soportar el dolor físico y emocional por todo ese tiempo. Por lo tanto no tengas temor ni vergüenza de dicho sentimiento.

Ahora que nuestro ser querido al que hemos brindado toda nuestra atención muere es normal sentir culpa y preguntarnos ¿Y ahora qué sucederá con mi vida? Ahora eres completamente libre de hacer lo que te gusta pero ¿Cómo podré retomar las actividades que antes solía disfrutar? El proceso de duelo consiste en no sólo adaptarnos a la ausencia de nuestro ser querido sino también en encontrar una “nueva normalidad” frente a un presente y un futuro en ocasiones desconcertante. Cuando comprendes que tienes libertad de hacer lo que deseas es posible que sientas malestar o culpa.

Sentir culpa es natural, pero lo aconsejable es dejarla de lado para que puedas hacerte cargo de tu nueva vida.  Recuerda que esta sensación de alivio no refleja el amor que tenías hacia la persona que murió sino que es una reacción congruente al nivel de tensión que ya no está presente.  Cuando comprendes esto, es posible que comiences a dejar de lado la culpa o la vergüenza.

Recuerda que cada persona elabora su proceso de duelo de una manera absolutamente personal. No compares tus sentimientos con los demás, ni te apresures en este camino emocional. Cada día que pasa encontrarás respuestas a las inquietudes que tiene tu corazón respecto a esta “nueva normalidad” que poco a poco comenzarás a construir. No dudes en solicitar la ayuda de un tanatólogo o los grupos de mutua ayuda para ayudarte a expresar libremente estas emociones y desandar el complejo proceso de duelo.

 

Fuente: Manejo del Duelo