Ningún padre o madre está preparado para la pérdida de un hijo. Según nuestra visión del ciclo de la vida, los hijos viven más que los padres, y son éstos quienes en general, despiden a sus padres. Pero cuando sucede al revés, se vive un duelo o proceso de adaptación para restablecer el equilibrio personal y familiar que se ha roto por el fallecimiento.
Hay que recordar que el tamaño de la pérdida no es determinado por la edad del hijo que se ha ido, ésta es muy dolorosa a cualquier edad, sea por un bebé, un niño en edad escolar, un adolescente o incluso un hijo adulto. En el caso de que el niño o adolescente se encuentre con una enfermedad y haya previsión de su muerte, el duelo de los padres comenzará desde el momento en que se conoce esta situación. Cuando el niño muere de manera repentina e inesperada, se genera un shock que genera caos y depresión en los familiares. En ambos casos el acompañamiento en el proceso del duelo es importante.
Cada papá y mamá vivirán su duelo de manera única y llevará su proceso de manera muy particular y a su propio tiempo para que pueda adaptarse a la pérdida y mantener el vínculo con su hijo fallecido a pesar de la falta de su presencia física. Atravesar por el proceso del duelo les permitirá dar la oportunidad de sonreír, de encontrar momentos de felicidad y disfrute, así como de reencontrarse de nuevo con un sentido de vida.
Los padres podrán encontrarse con diferentes situaciones que pueden crear conflictos familiares resultantes de los diferentes puntos de vista y opiniones sobre cómo llevar el duelo, por ejemplo, algunos querrán hablar de ello y otros preferirán reservárselo. También es muy normal que los padres y familiares manifiesten emociones y reacciones como culpa, tristeza, enfado, rabia, bloqueo, temor, soledad, impotencia, cuestionamiento o falta de fe. etc. Recordemos que también se presentan sensaciones físicas como alteraciones del sueño, falta de energía, fatiga, ansiedad, etc.
Por más que duela, no olvides que es natural y normal pasar por el duelo. Las siguientes recomendaciones podrán resultar de ayuda para atravesar el duelo:
La muerte de un hijo es sumamente dolorosa, sin embargo, es posible continuar y seguir adelante a través de los recuerdos de las experiencias y bellos momentos que se tuvieron en vida con ese hijo. En ocasiones necesitaremos ayuda y de esa forma volveremos a seguir en pie. Volver a encontrar el sentido a nuestra vida, a pesar de la adversidad y el dolor por la pérdida de un hijo es posible.